Hace unos días nos reunimos con un empresario que tras más de 30 años al frente de su negocio, recibió la llamada de un inversor interesado en adquirir su compañía. Nunca se había planteado vender la empresa y aún se encontraba en estado de shock. Hablamos de una pyme familiar con una facturación por debajo de los 10 millones de euros.
Nos explicó que él confiaba plenamente en sus asesores “de toda la vida” (contable, fiscal y laboral), aunque entendía que en este contexto necesitaba otro tipo de ayuda. Un primer gran paso.
Sin embargo, le costaba aún ver el valor que le podía aportar un asesor financiero especializado en compraventa de empresas. Su pensamiento era que el 90% del proceso ya estaba completado. Contaban con un potencial comprador. ¿Sabéis cuál fue nuestro argumento de venta?
- Le explicamos que, como paso previo a contratar a cualquier asesor, nuestra recomendación es que se reunieran los accionistas de la compañía para decidir si, al menos, están dispuestos a escuchar. El factor emocional en una empresa familiar suele ser un elemento importante a tener en cuenta. Además, las prisas hay que dejarlas a un lado en este tipo de procesos.
- Les detallamos cuál es el alcance de nuestro trabajo y porque es altamente recomendable contar con un asesor en el proceso. Lara Llach (Suma Capital) lo explica mejor que nosotros en nuestro podcast.
- Fuimos muy realistas al explicarles el punto del proceso en el que estaban. Quedaba casi todo por hacer, se encontraban en un escenario muy inicial, donde solo contaban con un interesado al que ni conocían. Valoración, forma de pago, perímetro de la operación o continuidad en la gestión son solo varios ejemplos que les dimos de lo que aún les quedaba por negociar.
- Respecto a los honorarios, reajustaríamos la estructura y el montante habitual si la operación se cerrara con el interesado actual. No obstante, dado el punto inicial en el que estaban, recomendábamos abrir el proceso y dar entrada a otros potenciales inversores.
Tras los 35 minutos de llamada, seguro que nuestro potencial cliente, por un lado, ve la dimensión de la operación mucho más clara, aunque, por otro lado, la meta (venta) se ha alejado un puñado de kilómetros en su cabeza.
Si quieres más información, compartimos con vosotros nuestra Guía Básica para vender una empresa.