Fusiones de cooperativas agrícolas, requisito para competir

Ricardo Dávila Hidalgo
01 enero, 2019

¿Qué es una cooperativa?

El artículo 1 de la Ley 27/1999 de 16 de julio, define a la cooperativa como “una sociedad constituida por personas que se asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria, para la realización de actividades empresariales, encaminadas a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas y sociales, con estructura y funcionamiento democrático….”

Por tanto, de la definición extraemos que existen diferencias sustanciales entre una cooperativa y las clásicas sociedades capitalistas, como la sociedad limitada (SL) o la anónima (SA). La nota más característica de la cooperativa es ese carácter social y funcionamiento democrático, que cita literalmente la ley.

Entre las ventajas que tienen las cooperativas frente a otros tipos societarios podemos destacar:

  1. Organización participativa y democrática. Las cooperativas son propiedad de los trabajadores, y estos están en condiciones de igualdad, es decir, cada socio tiene un voto.
  2. Beneficios y exenciones fiscales. Tributan reducidamente en el Impuesto de Sociedades y gozan de ciertas exenciones y bonificaciones en la constitución.
  3. Por normal general, pueden optar a más ayudas y subvenciones que otras sociedades.

Como desventajas podemos citar las siguientes:

  1. Complejidad administrativa para llevar a cabo la constitución
  2. Se necesita un mínimo de 3 socios trabajadores para su fundación
  3. En caso de funcionamiento asambleario, la toma de decisiones es más compleja que en las sociedades capitalistas.

Fusiones de cooperativas

La citada Ley 27/1999 permite la fusión de cooperativas, según recoge su artículo 63, apartado 1. “Será posible la fusión de sociedades cooperativas en una nueva o la absorción de una o más por otra cooperativa ya existente.”

En los últimos años, numerosas cooperativas de carácter agrario (las más comunes en nuestro país) han unido fuerzas mediante reestructuraciones societarias para poder alcanzar sus objetivos. El mercado es cada vez más complejo y competitivo. Ganar tamaño se antoja necesario para poder realizar inversiones de gran calibre, salir al exterior, etc. Semanas atrás, por ejemplo, dos de las principales cooperativas oleícolas de la provincia de Jaen, Jaencoop y Olivar de Segura, se fusionaron para comercializar casi el 20 por ciento de la producción de aceite de la provincia. Tras esta unión, se ha convertido en la segunda comercializadora de aceite más grande del mundo. Su volumen de facturación medio es superior a los 250 millones de euros.

Otros ejemplo de fusión reciente de cooperativas agrarias los encontramos en Castilla y León.

En este caso, dos cooperativas vallisoletanas se unieron. Cocope absorbió a la cooperativa La Peña. Cocope es una cooperativa formada por más de 700 socios, que comercializa cereales, fitosanitarios, semillas, fertilizantes, plantas aromáticas y uvas, entre otros.

Fuente. Web Junta de Castilla y León

En Castilla y León existían 2.124 cooperativas a finales de 2018, de las cuales más del 25% son cooperativas agrarias. El tamaño reducido de la mayoría de ellas, hacen que no cuenten con una estructura profesionalizada, capaz de competir eficazmente en el mercado. Para evitar esta atomización de cooperativas, el pasado año la Junta de esta comunidad promovió las fusiones e integraciones en el cooperativismo agrario y agroalimentario. Para ello lanzó unas ayudas para cubrir parte de los gastos del proceso de reestructuración.

Por tanto, cabe esperar que sigamos viviendo fusiones de cooperativas en los próximos años. Un entorno cada vez más globalizado requiere ganar tamaño para lograr ser competitivos.