Ucrania: consecuencias para nuestras empresas y el capital privado

Ya van varias semanas desde que Rusia invadiese Ucrania. Hoy nos preguntamos cómo impactará a corto, medio y largo plazo a nuestras empresas y, por tanto, al bienestar de toda la población. Tendemos a pensar en consecuencias o efectos directos. En este caso, crisis humanitaria, refugiados, impacto en materias primas exportadas por Ucrania y Rusia…No obstante, si algo nos ha enseñado el Covid, es la importancia de pensar en sistemas.

Cuando la pandemia nos golpeó en marzo de 2020, solo podíamos pensar en la crisis de demanda y en cómo evitar que el mundo se desmoronase. Dos años después estamos sufriendo consecuencias de segundo y tercer orden de todo tipo, algunas derivadas de las propias medidas para atajar la crisis. Entre las protagonistas, inflación, problemas de suministro…Por desgracia y partiendo de la base de que podemos controlar poco o nada los devenires geopolíticos, nos encontramos con una nueva crisis. Está claro que no es la única guerra que sufre el mundo, pero sí la que está teniendo consecuencias más claras sobre la estabilidad global. Dejando de lado el origen del conflicto, como asesores e inversores nos toca pensar en esas consecuencias menos obvias y en cómo nos impactarán las decisiones que los viejos bloques están tomando y sus reacciones a estas.

Entre otras cosas, toca valorar no solo cómo nos impactará la guerra en Ucrania, sino la reacción de Rusia al aislamiento sin precedentes al que se le está sometiendo desde instituciones y empresas de Occidente. No vale con hablar solo del gas, por importante que sea. En un mundo globalizado tirar puentes tendrá efectos inevitablemente duraderos.

En este contexto, ¿quién es capaz de hacer un plan de negocio a tres años? ¿De verdad creemos que, como mínimo, no se van a paralizar inversiones o ralentizar contrataciones hasta que la incertidumbre se reduzca? ¿Qué efectos tendrá todo esto en un contexto poscovid ya complicado en sí mismo? ¿Será un bache que aislar en nuestros futuros análisis o se mantendrá en el tiempo?

Si pensamos en sectores concretos, en España hemos sido testigos del grave impacto sufrido por el sector cerámico como consecuencia de la subida del gas en 2021. ¿Alguien podía imaginarse que dependiésemos de la importación de arcilla de origen ucraniano, que la crisis del gas fuese a peor o que las exportaciones a Rusia, un mercado clave, se viesen afectadas? El sector cerámico español es un referente mundial y hace no tanto fue el ojito derecho del Private Equity en España. ¿Qué le deparará? Desde luego, es complicado pensar que los inversores destinen fondos a esta industria en los próximos años.

¿Qué hay de la industria cárnica? Recientemente en el foco de la polémica, la gran mayoría de la población no es consciente del delicado equilibre que viene viviendo en los últimos años este sector. En este caso, como consecuencia de la dependencia de China y la peste porcina. La evolución de estos factores ya hacía compleja la gestión y viabilidad de estas compañías, tan importantes para nuestra economía y otros muchos sectores, como la agricultura ecológica. ¿Cómo avivará el fuego el conflicto bélico? ¿Qué impacto tendrá en el encarecimiento del trigo y en la disponibilidad de cereales?

En definitiva y, como siempre, todo se reduce a reflexionar sobre el impacto en la relación oferta-demanda y en cómo se desplazarán los flujos monetarios…

En este contexto de incertidumbre se espera que se siga destinando más capital a activos alternativos, pero añadir más fondos al “dry powder” existente no es garantía de nada, dado que la competencia por adquirir un cada vez menor número de empresas será mayor y, por tanto, los futuros retornos se deteriorarán. Toca innovar.