5 errores a evitar en la valoración de empresas

Sin lugar a dudas, la valoración de una empresa es una de las actividades de consultoría más complejas de llevar a cabo. Esto se debe a varios factores determinantes, como son la gran cantidad de métodos alternativos que se pueden utilizar para determinar su valor económico (descuento de flujos de fondos, múltiplos, valor de liquidación…), la falta de conocimiento sobre algunos aspectos estratégicos de la empresa a valorar, la necesidad de contar con una persona con enorme experiencia en valoraciones o, en su defecto, la formación de un equipo multidisciplinar que controle sobre todas diferentes ramas, como estrategia, finanzas o marketing.

Según Pablo Fernández, algunos de los errores que se suelen cometer proceden de ignorar algunos aspectos de la teoría financiera, pero la mayoría se podrían haber evitado utilizando el sentido común. Sin ánimo de ser exhaustivos, vamos a detallar a continuación 5 errores con carácter cualitativo que se deben evitar a la hora de realizar una valoración:

  1. No tener claro el motivo por el que se quiere valorar la empresa. Una de las primeras cuestiones que el consultor debe realizar a la empresa en cuestión es para qué y para quién se está realizando la valoración. La metodología a emplear será diferente según la estimación se realice porque estemos interesados en vender la compañía a un tercero, suframos una disputa entre socios y queremos saber el valor para facilitar la salida a uno de ellos, se quiere realizar una ampliación de capital o sencillamente queramos tener una referencia sobre el valor de nuestra empresa.
  2. Identificar valor con precio. No es lo mismo si tu empresa vale 100 millones de euros según la valoración sobre papel, a que un comprador aparezca de repente con los 100 millones en efectivo y esté dispuesto a adquirirla. El valor va a depender de las expectativas que el comprador pueda tener. Una empresa tendrá diferente valor para varios compradores. Si uno de ellos pagara una cantidad de dinero equivalente a la valía que tiene la empresa para él, entonces la adquisición, desde su punto de vista, no crearía ningún valor adicional.
  3. Centrarse exclusivamente en aspectos financieros. La valoración de una empresa implica una visión global de la compañía. No podemos quedarnos únicamente con la información facilitada en el balance, sino que tenemos que valorar las proyecciones y los riesgos derivadas de esta, fruto en muchos casos de la estrategia de gestión que marca la dirección.
  4. No tener en cuenta el tamaño o el riesgo de la empresa. A menudo, si no usamos el sentido común y utilizamos la media de las betas de las empresas de nuestro sector, podemos caer en el error de que el valor de la misma no tenga sentido desde un punto de vista financiero.
  5. Falta de revisión y actualización del informe. Hay que recordar que las compañías son entes vivos, por lo que en caso de que valoremos nuestra empresa con el objetivo de obtener una idea aproximada del valor de la misma, ante cualquier decisión empresarial de carácter estratégico, como una subida de precios o el afrontar una gran inversión, es conveniente actualizar el informe de valoración realizado anteriormente.

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